viernes, enero 06, 2012

Cambios

Ayer fue día de Reyes para los niños. Hoy lo es para los adultos. Melchor, Gaspar y Baltasar aciertan con los infantes porque estos les enumeran, en cartas larguísimas, todos los objetos de su deseo, tras empollarse el catálogo, tamaño Biblia, del ToysRus.

Así que para los niños no hay cambios. Los Reyes aciertan o se equivocan. Si se equivocan es que el año que viene tienen que portarse mejor, si aciertan es que progresan adecuadamente. Los padres, expertos conocedores del presupuesto de los Reyes, ya se encargan, en los días previos, de ir acomodando las expectativas. Y este año para algunos el presupuesto ha sido muy ajustado.

Pero los adultos comenzamos hoy el día de lo regalos, porque, no nos engañemos, con los adultos, los Reyes fallan. Claro, nos portamos mal; y sobre todo, no escribimos la carta, es más, decimos el puñetero “yo no quiero nada, si tengo de todo” que tanto saca de quicio cuando eres tú el que tiene que hacer de Melchor, y que, sin embargo, tú también pronuncias cuando tu Baltasar cercano te devuelve la pregunta.

Y es que yo, que soy defensor a ultranza de la Navidad, le quitaría los regalos. Los permitiría sólo hasta que uno deja de ser niño. La Navidad para mí es un periodo de encuentro con la familia y los amigos, es la celebración de la comunidad y eso es el regalo. Siento que me salga la vena dickensiana y sensiblera, pero incluso el hecho de ser un poco cordial y educado durante estos 15 días, aunque alguno el resto del año no lo sea tanto -eso que a muchos es lo que les repele de estas fiestas que tildan de hipócritas- a mí me parece fantástico. Soy de los que piensan que aparentando, al final, se acaba siendo, y que si empezamos con 15 días, igual a alguno luego le dura más. Así que, por mí, aparentemos fraternidad, encontrémonos y divirtámosnos. Eso es el regalo.

Porque lo de los regalos físicos lo llevo fatal. Y no es que no me guste recibirlos o me de pereza comprarlos, es que me fastidia desilusionar, me molesta cambiar lo que me regalan, o no usarlo, y que después me digan que nunca me pongo ese o aquel jersey.

Hoy en las tiendas se preparan para cambiar mercancías. La oferta es tan grande que siempre se va a ver si hay alguna otra cosa que nos guste más. Ayer fue la mañana del detalle y hoy la del regalo que usaremos.

Aunque a algunos puede que no les hayan traído más que carbón. Y quizá todos debamos acostumbrarnos porque, tal y como estamos con la paralización de los fondos mineros que nos han anunciado, cabe la posibilidad de que el año que viene los asturianos sea eso lo único que tengamos: carbón que no podemos vender más que a los Reyes Magos, que creo que pasan de lo que les dice la CEE.

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