viernes, noviembre 25, 2011

Pensar antes de teclear

Somos párvulos para algunas tecnologías y no entendemos el alcance que tienen. El mundo actual muestra que el futuro que Verne o Asimov describieron es menos galáctico de lo que ellos nos animaron a imaginar -casi siempre construimos nuestras visiones sobre las visiones de otros-, y nuestros días no nos parecen el futuro que nos pintaron. Pero el futuro ya está aquí. Estamos en él y no nos damos cuenta porque es invisible. Esa es la clave, la invisibilidad de la tecnología, de los avances, y que aún siendo invisibles tienen una repercusión social muy superior a los coches que vuelan o a los robots domésticos de los Supersónicos.

Toda la literatura de ficción científica gira en torno a cómo afectarán los avances científicos y los cambios tecnológicos a las cuestiones transcendentes para el ser humano: nuestra idea de nosotros mismos, nuestra supervivencia, nuestra organización social…

Y una de las características del ser humano, la que nos diferencia principalmente de los animales, es la comunicación, una comunicación compleja y articulada.

Hace 4 segundos -en tiempo cósmico- apareció Internet. Y las redes sociales llevan un nano segundo con nosotros. Twitter, concretamente, existe en su versión española desde el 2009 y Facebook desde el 2007. Son recién nacidos que cambian muy deprisa, y aunque no nos demos cuenta y pensemos que llevan décadas con nosotros, porque la gente las usa de forma compulsiva, nos pillan con las vergüenzas al aire a menudo.

¿Cuántos han tenido una discusión con su pareja por culpa de Facebook? ¿Cuántos han sido mal interpretados en un comentario que pensaban inocente? Y eso el común de los mortales… Las figuras públicas tienen que andarse con más tiento aún, porque que uno se dé cuenta de que el cantante que escribe sus canciones favoritas razone como un caracol sobre determinadas cuestiones le deja ojiplático y le resta magia al mito. Y es que el común de los mortales no quiere creer que a veces se puede ser sensible para unas cosas y un zote para otras. Y esto Twitter lo pone de manifiesto. Que se lo pregunten a Alejandro Sanz o a Bisbal.

En el caso de los políticos esto puede llegar a ser tremendo, porque una cualidad indispensable en la vida pública es la de estar al servicio de todos -sobre todo los que ostentan un cargo electo-, y la pobre diputada de Foro que dudó de la inteligencia de los asturianos tecleándolo en su teléfono tras una rabieta electoral, demostró su inmenso parvulismo. Lo que no sé es si era infante en las redes sociales o en la política en general…

Uno es dueño de sus silencios y muy esclavo de lo que teclea. Lo escrito, antes, solo permanecía; ahora, no solo permanece sino que llega “urbi et orbe” en cuestión de segundos. Hay que pensar deprisa y teclear despacio.

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