jueves, septiembre 15, 2011

Se acabó la fiesta

Los dos últimos ex presidentes, Aznar y González, coinciden en su diagnóstico: la Unión Europea está grave. El que a veces lleva bigote y otras no -aunque siempre parece que sí- dice que la UE puede volverse insostenible y que podemos estar viviendo los último tiempos de la Eurozona. Dice que hemos olvidado compromisos y reglas y que además nos hemos empeñado en negar la deuda. El de la chaqueta de pana y los bonsáis centenarios, dice que la Eurozona vive al borde de un abismo y que puede ser irreversible.
Y yo tiemblo como si escuchase a un superhéroe y a su archienemigo -otórguele usted el papel que quiera a cada uno- decir que una fuerza superior va a destruir la tierra. Vamos, la sociedad en la que hemos vivido a cobijo y seguros; la sociedad del bienestar en la que los españolitos creímos a pies juntillas porque tanto al uno como al otro se les llenaba la boca con ella.
Teníamos medicina, pensiones y jubilaciones. Con uno organizamos Mundial, Olimpiada, Expo... Al otro le dolía la garganta de decir que “España iba bien”. E iba. ¿Pero a qué precio?
Parece que la culpa es del que vino después, ese cazurro con pinta de Mr. Bean, que se delató ante aquel micro indiscreto al decir que no tenía ni idea de economía. Pues qué mala suerte que en sus mandatos la economía fuese la principal protagonista de la política mundial. Mr. Bean, oiga. Gafado.
El mundo occidental quebró y a algunos nos pilló en bragas. Los PIGS, los mediterráneos, teníamos porquería debajo de nuestra alfombra de nuevos ricos y, como ya están ustedes cansados de oír, ahora toca devolver lo prestado.
¿Cómo? Sin más prestamos el país se colapsa. Y nosotros que nos hemos comportado abrazando el consumo como nos dijeron, estamos perplejos. “España iba bien”, demasiado bien quizá. Y además tenemos un estado del bienestar que todos envidiaban. ¿Pero ese bienestar lo habíamos conseguido con nuestra riqueza? Los alemanes y los franceses dicen que no. Y creo que tiene razón.
Que ahora Aznar y González, padres políticos de la España que tenemos, nos digan que esto pinta feo da, como poco, para alguna reflexión. En mi caso de lo más escatológica.
Y es que nos hemos comportado como súbditos en vez de como ciudadanos, le leí el otro día a Mario Conde, que nunca fue santo de mi devoción pero que ahora me parece la tía loca que hay en casi todas las familias. Esa que, de vuelta de todo, a modo de cronista de indias, te cuenta lo que hay con total independencia y con la certeza del que ya ha estado allí.
Aznar y González también estuvieron allí, creando Europa, decidiendo, ejecutando. Parte de cuota de culpa tendrán, digo yo. Al menos por no frenarnos… Pero ¿quién quiere ser un aguafiestas?
Ahora la policía llama en la puerta de la casa y quieren que dejemos de bailar.

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