Buscar un cabeza de turco siempre es lo más fácil.
Alemania se ha llenado la boca con nuestros pepinos. Y esto que puede parecer un chiste fácil y de mal gusto es una metáfora de cómo nos han dado con ellos a la retaguardia de Europa. Discúlpeme por lo soez, pero el humor barato es la única manera que tengo de no arder por dentro, porque este tema me ha “indignado” profundamente. Ha echado más leña a este fuego antieuropeísta que llevo encendido desde hace ya algún tiempo. ¡Yo!, que fui siempre un defensor de las uniones… Será la edad… O será que algunos europeos no nos ven a todos como iguales. Pobrecitos mediterráneos, desordenados, impulsivos y pasionales.
Mientras la economía mundial progresaba adecuadamente para Occidente, no había grandes reproches entre los 15. Algún país podía afear la conducta económica a otro, al igual que un hermano mayor reprende al pequeño para que se esfuerce más. Pero ahora, metidos en la tormenta, a los hermanos pequeños los mayores los llevan a mata caballo. Nos exigen, nos presionan, nos rescatan o amenazan con rescatarnos… Y nosotros, que nos llegamos a creer crecidos ya hace unos años, nos asfixiamos con el ritmo que nos imponen. Y nuestro paro sube y nuestra actividad económica cesa.
Los alemanes, gente a la que envidio profundamente por su capacidad productiva e intelectual (ahora escribo sobre una mesa de la Bauhaus calzada con un libro de Schopenhauer) marca un diario de ruta para salir de la crisis económica que no a todos los países europeos nos viene igual de bien. Cierto es que nosotros no tenemos la fuerza productiva de los países de centro Europa. No ahora. A nosotros nos ven como un país de sol y nos dejan producir verduras y darles acomodo vacacional. Bien, vale, lo acepto. También hacemos otras cosas, pero ese es uno de los principales valores de España en la Europa de los 15.
Alemania nos ha acusado de insalubres en uno de los pocos motores que tenemos, y el motor se ha parado unos días. Merkel nos ha dado un bofetón en una de las pocas actividades que meten dinero en nuestra caja. Y el bofetón ha sido sin motivo. El problema con los pepinos que trasmitían la bacteria E Coli lo tuvieron ellos, pero el sector que se resiente es uno de los que más afectan a nuestra economía. Rusia no compra verduras a la EU, lo que es lo mismo que decir que no nos las compra a España.
A mi Volkswagen se le ha jorobado la dirección. He chocado. Ha sido cosa del servicio técnico de Porceyo, pero voy a escribir a la casa y al Financial Times diciéndoles que los coches alemanes fallan de fábrica.
Es fácil hacer leña de un árbol caído. Quiero seguir siendo parte de una Europa solidaria. ¡Políticos, representad nuestros intereses!
Por cierto, no tengo un Volkswagen. ¡Qué más quisiera!
viernes, junio 03, 2011
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