jueves, mayo 19, 2011

Indignado y votante

Jornada de reflexión. Yo estoy indignado y contento.

Indignado desde hace meses por escuchar a los políticos sus discursos vacíos, en los que todos quieren el pleno empleo, pero no dicen cómo, y se limitan a descalificar al rival como si los de enfrente fuesen el mismísimo demonio.

Y contento por ver que podemos ser leones y no solo corderos. Quizás sí podamos hacer que el que ocupe coyunturalmente el palacio de invierno nos escuche a los votantes, a los ciudadanos, más que a sus financiadores y a los que pagan a sus voceros.

A mí no me paga un grupo político… No me paga ni siquiera una empresa. No, no, ni estas líneas, oiga. Mis opiniones están manipuladas, claro. Pero ¿las de quién no? Las mías lo están como las de la mayoría de ustedes, “solamente” por la prensa, la tele y la red; por mis amigos y por mi familia. A algunos les pongo color. Otros me confunden. Las redes sociales no tienen sello definido, y mis “amigos virtuales” -que a casi ninguno conozco personalmente- son de su padre y de su madre. Y muchos están indignados también. Algunos con su camiseta del Che, otros con su camisa de Ralph Laurent.

Yo ya tengo mis papeletas preparadas. Mañana votaré. Porque, indignado, creo que el sistema ha de cambiar, creo que la actitud de los políticos tiene que cambiar, y para ello usaré mis armas desde fuera y desde dentro. Quiero influir en quién se sienta en MI ayuntamiento (sí, con mayúscula el posesivo, porque es tan mío como del alcalde o de la alcaldesa que salga elegido). Quiero poder exigir, e indignarme de nuevo si me vuelven a dejar de lado, como ahora están haciendo.

Y a la vez, me seguiré moviendo como un león, ahora que sé que no estoy solo. Ahora que sé que podemos ser islandeses. Y espero que quienes ocupen los sillones nos teman a los ciudadanos más que a la banca, y que se den cuenta de que los pequeños empresarios y los currantes son quienes crean riqueza y trabajo en este país. Y esos son los descontentos. Los que salieron a la calle estos días son votantes hartos de que sus representantes no les escuchen.

Mañana acudiré con mis papeletas. Y les digo una cosa, señores y señoras políticos: Admiro a los que se entregan a la tarea de gobernar porque su responsabilidad es tremenda. Y así se la pienso exigir.

Después de dejar mi papeleta en la urna no me limpiaré las manos con el gesto de “ya está”. Muy al contrario, comenzaré a exigirles a mis representantes seriedad, rigor y trabajo para la comunidad. Respuestas a mis necesidades, no a las suyas.

Porque ya he visto que muchos pequeños corderos podemos ser un gran león. No nos traten como a niños: represéntennos bien o témannos.

1 comentario:

Diego C. dijo...

A ver si vamos despertando, que parece que tenemos horchata lugar de sangre, vivimos aburguesados y hamburgusesados, un saludo desde Praga