viernes, julio 22, 2011

Trajes y camisetas

Llámenme indeciso, pero soy de los que algunas veces se cambian hasta dos y tres veces de camiseta antes de salir de casa. Igual lo que me tienen que llamar es “presumido”. En mi casa me llaman Mortadelo. Hay veces que hasta en el ascensor dudo si subir a cambiarme. Serían mejores, para los que somos un poco narcisos inseguros, los ascensores y los portales sin espejo.

Pero todo esto, que me parecía de una frivolidad fantabulosa, resulta que no es un tema tan baladí como yo pensaba. Vean ustedes la que se ha liado con la nueva elástica sportinguista. Me decía un amigo que el otro día en el Tenis hablaban con vehemencia dos paisanos del nuevo diseño. Decían que era una vergüenza hacerle eso a nuestros colores, a lo que un guaje descarado, de unos 13 años, les decía que eran unos antiguos y que la camiseta nueva era más “molona”, más moderna y apretada. Uno de los sesentones, indigestado de estéticas deportivas efímeras, le contestó un: “Mira, guaje, esa camiseta tiene 100 años y los pelos con gomina y las apreturas esas no tienen ni dos telediarios…, que yo ya he visto jugar a melenudos con bigote, y largos de pantalón de todas las medidas… Y las modes pasen, pero los colores quedan. Así que si algo tiene que mantenerse, ye la camiseta”.

Y es que el “pijama” no ha dejado indiferente a nadie. Al parecer Vega Arango ya ha pedido que se haga una nueva para no jugar con esa blancona y rayadina. Los fabricantes están en ello, pero no aseguran que vayan a llegar a tiempo. Lo que sí es seguro es que todo Gijón sabe que este año hay camiseta nueva y que la fabrican unos italianos muy modernos. Hasta mi madre, oigan, que de fútbol pasa un rato.

Quizá lo que le pasó a la directiva del Sporting es que no cogió el ascensor para verse con la nueva camiseta. Sólo se dieron cuenta cuando se lo dijo, a voces, la afición. Pero nunca es tarde si la dicha es buena.

Miren a Rajoy, que dice que Camps ha actuado con grandeza al dimitir. Cada uno dice lo que quiere, o lo que puede... Y es que una prenda mal elegida te puede meter en un lío. La ley dirá la última palabra tras los recursos y las apelaciones en el caso del dimitido presidente de la Comunidad Valenciana, pero en ciertas cuestiones, la apariencia lo es casi todo.

Igual, para algunos, es mejor bajar en ascensor y mirarse 3 ó 4 veces en el espejo antes de tomar, o de dejar de tomar, ciertas decisiones. Porque los hay a los que les sientan muy mal los trajes, aunque después actúen con “grandeza”. A mi juicio discutible.

A la indiscutible grandeza del Sporting le sientan muy bien las rayas, las gordas rojas y blancas. Y yo me alegro de que las cabezas pensantes de Mareo, al final, no hayan dejado que unos modernos mengüen esa grandeza.

Visto lo visto, yo voy a seguir eligiendo con cuidado mi indumentaria.

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