jueves, octubre 13, 2011

¿Por amor?

Los editores literarios se precian de tener una gran relación con sus autores. Una relación que trasciende lo profesional. Y suele ser cierto. Para un autor novel el editor es como una estrella de rock a la que idolatrar, para que le deje hacer los coros en su banda. Pero todo cambia a medida que el autor comienza a hacerse conocido y se convierte en una marca. Entonces es el editor el que empieza a correr detrás del autor para que los cantos de sirena de otros editores no le hagan navegar lejos de sus costas.

Para muchos, el mundo literario con mayúsculas está envuelto en un halo romántico que lo aleja diametralmente de otro tipo de negocios más pedestres, menos etéreos. Pero nada más lejos de la realidad. El autor desea embarrarse con el vil metal, y el editor también. Habrá excepciones, pero –aunque algunos las vendan como generalidad- son eso, excepcionales, y lo que quieren es venderlas.

Escribo todo este rollo porque he visto que Seix Barral, bajo su sello Booklet, va a publicar las ediciones en bolsillo de Paul Auster, arrebatándoles ese formato a Anagrama, su editorial española habitual; que aún así anuncia que sí publicará su próxima novela en el formato de sus novedades. La amarilla grande en tapa blanda, vamos.
Esto es un golpe durísimo para la editorial de Amis y de Houellebecq. Duro económicamente, pero más duro emocionalmente.

Esta infidelidad puede ser el comienzo de una ruptura. Y es que, según la editorial compradora, que pertenece al grupo Planeta, Auster quiere llegar a Latinoamérica, y ellos pueden acercar su obra más fácilmente a los lectores de esa parte del mundo.
El neoyorkino habrá hecho números con su agente y saldrá ganado con el cambio. A Jorge Herralde, su editor en Anagrama, seguro que tiene que dolerle el abandono. Aunque quizás no tanto, pues su jubilación es inminente y su editorial, clave en la cultura de nuestro país, está poco a poco pasando a manos de la Italiana Feltrinelli, y en Italia al premio Príncipe lo publica Einaudi.

Y en las empresas culturales, cuando se cambia a las personas, la materia prima puede cambiar también muy fácilmente.

Igual sí es un negocio romántico, y Auster si no está Herralde se va. O quizá haya un guarismo más alto en el nuevo contrato… No voy yo a desmitificarles las fábricas de la literatura. Piensen lo que quieran.

¿Por cierto, sabían ustedes que la primera en publicar en castellano a Auster fue una editorial gijonesa llamada Júcar? ¿Se iría a la de Barcelona por dinero o por amor? Yo soy romántico y quiero creer que es para llegar a más lectores… Bueno, y para hacer más pasta, qué leches…

No hay comentarios: