jueves, julio 07, 2011

¿Un gin tonic?

Esto que les cuento hoy es parte de un trabajo de campo con muy poco rigor científico y con grandes dosis de opinión personal. Las ciencias sociales muchas veces son así…

A nadie, o casi nadie, le importa si la ginebra es un destilado de cereal, de patata, de enebro o de uva…; si sufre 3, 5 ó 7 destilaciones, si están aromatizadas con jengibre, con cilantro, o con azahar; si su origen es holandés, inglés, o si, en realidad, este combinado debe más a su parte no alcohólica: la tónica, invento de un suizo emigrado a Londres. Lo que sí es cierto es que la Pérfida Albión está muy presente en toda esta bebida, ya que fue gracias a la medicina preventiva de sus oficiales desplazados en sus asentamientos coloniales, que ahora podemos disfrutar de tan sofisticada y chic bebida. Y quizá sea más chic porque parece que lo que viene de Gran Bretaña le da un plus de “clase” a casi cualquier manifestación popular. Y eso que James Bond bebía Dry Martini…

Pero decía que a casi nadie le hace falta saber sobre su génesis porque lo que la gente quiere en las noches de verano no es literatura, es simplemente algo que acompañe el desenfado de la estación. Parece que ahora los colores vivos de las prendas de verano lucen más con una copa de balón bien fría en la mano. Queremos algo transparente y efervescente, dulce en un principio y con regusto amargo al final, como un amor de verano… Como ese primer trago de gin tonic, con las burbujas vivas y el aroma fresco de la ginebra y sus aditamentos: limón, lima, rosa…

Y mientras la gente charla y se deja ver, al otro lado de la barra, en el botellero, los rones, los whiskys y los vodkas, destronados de su otrora preponderancia, miran malencarados a esas nuevas ricas de las ginebras, metidas en sus originales receptáculos, luciendo etiquetas a 5 tintas. Pero el ron y el whisky, perros viejos, saben que esto es cíclico y aguardan añejándose; y el vodka, ilusionado, espera su turno, que llegará en breve.

Hoy el gin tonic es lo cool. Uno en la mano aporta un 0,5 más al sex appeal de su portador. Y si es exclusivo puede que un poco más. El connoisseur siempre está más valorado.

Según las revistas de tendencias más tendenciosas hoy los buenos gin tonics son sinónimo de buena hostelería. Y en Gijón abundan: el Gregorio, el Palacio, el Teatro, el Varsovia, el Lola Rojo son buenos ejemplos. Cada uno con sus peculiaridades y con su público, pero con una cosa en común: lugares que miman el encuentro con la sensaciones. Vanidad de vanidades y todo vanidad… ¡Y en verano, más!

Eso sí, beban con moderación. El 0,5 de sex appeal se puede perder enseguida. Ya saben ustedes.

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