Lanzó, apenado e iracundo, el guijarro. Lo vimos planear hasta el suelo, a unos metros de nosotros, sabiendo que aquella roca, inerte, no iba a volver. “¿Veis?” nos dijo, “hay objetos sin voluntades... Sin voluntad, como los pergaminos, como los escritos”. Todos nos miramos e intuimos que ahora vendría una perorata ya oída. La disertación sobre los seres físicos había terminado. Llegaba el turno de su pesadilla. “... Que escriba, me piden algunos. Incluso alguno de vosotros. ¡Qué insensatez! ¿No os dais cuenta de que las letras no responden, de que las letras sólo hablan y no escuchan? Pretenden que ponga mis enseñanzas por escrito... ¡Yo no sé lo que sé! Sólo con vuestras preguntas o ante el vuelo de las alondras, o tras una noche fría o una tarde ardiente, descubro mis saberes. ¿Cómo, entonces, podré ponerlos sobre piel o pergamino?”
...
Busco en los kioscos el tercer número de la revista Glide: longboard y retrosurf para tiempos modernos. Para románticos y nostálgicos. Internet ofrece abundantes datos sobre ese tema, pero uno no siempre encuentra lo que busca, muchas veces damos con contenidos pobres y deslavazados y, lo más importante, uno, a veces, no sabe ni lo que está buscando. Nunca me han gustado las revistas de surf, siempre me han parecido que están muy mal editadas y que cuidan poco sus textos. Lo entiendo. La imagen pesa mucho y las letras pueden no interesar a su público objetivo. Yo no soy su público objetivo y está bien. No tengo por qué serlo. Pero esta revista es distinta. Lo que cuenta es nutritivo. Datos a los que es difícil acceder si no es en ella. Y, para colmo, no la encuentro en ningún kiosco. Debería dar igual hoy en día. Podría encontrar esa información en otras fuentes, ¿o no? Seguramente sí. Pero me llevaría muchas horas de búsquedas en Google, de lecturas vacías, de traducciones arduas... Es un conocimiento de adquisición lenta, de datos difícilmente cotejables. En la Red el universo es tan amplio que uno no sabe de qué fuentes fiarse. Sí, yo me fío de los editores de Glide, aunque también tengan más erratas de las que me gustaría encontrar. En definitiva, confío en su criterio de contenidos. Los adopto como maestros, como iniciadores.
El surfing es una actividad estrechamente ligada a las partes más sensibles del alma, por eso, cuando hablas con alguien de sus años sobre una tabla, inevitablemente surgen recuerdos llenos de subjetividades. Se acumulan, tras charlas con distintos individuos, informaciones contradictorias... Y uno, neófito, necesita editores, voces autorizadas...
Creo que, como el antiguo maestro que desconfía de la palabra escrita, para algunas cosas estoy anclado en un tiempo pasado, y necesito papel, literatura (letra que dura), y no bits con información abundante que aparece y desaparece. Y aunque seamos postmodernos: leyendo y escribiendo en la Red, citando fuentes, a veces difícilmente cotejables..., para algunas cosas me veo antiguo (antiguo de hace doce o quince años – que ahora parecen tan lejanos-). Tengo cierta resistencia al cambio. Y sé que no es una cuestión de formatos. Es una cuestión de voces autorizadas, de editores, de alguien que nos seleccione el qué y el cómo. Alguien que como el maestro emita un discurso autorizado. Aunque seamos nosotros mismos quienes lo autoricemos.
Hay mucho ruido en la Red, y sólo el que conoce puede discriminar. Yo necesito maestros.
martes, septiembre 26, 2006
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3 comentarios:
Así respondí cuando me pidieron algunos que siguiera escribiendo:
"Ni ustedes son el espectador, ni yo soy el que actúa para ustedes.
No están aquí para escuchar una canción. Lo que ustedes y yo estamos
tratando de hacer es encontrar una canción en nuestros corazones; no
estamos para escuchar la canción de otro."
Extracto sacado del libro "SOBRE LA VERDAD" por Jiddu Krishnamurti.
"Si yo hablo fuertemente, por favor no me entiendan mal, no es por
falta de compasión. Si usted va a un cirujano por una operación, ¿no es
bondadoso de su parte operar aun cuando él le cause dolor? Así pues, de
modo semejante, si hablo rectamente, no es por carecer de verdadero
amor."
...
"Si hablo francamente, por favor recuerden que lo hago no por
aspereza,
no por crueldad, ni por falta de entusiasmo en mi propósito, sino
porque
quiero que entiendan lo que estoy diciendo. Ésa es la razón de por que
ustedes están aquí, y sería una pérdida de tiempo si yo no explicara
claramente, decididamente, mi punto de vista."
Krishnamurti
Por cierto ¿quién es ese antiguo maestro que desconfía de la palabra escrita?
Maaadre mia, pues sí que estás denso. Ahora entiendo la chapada que nos metiste volviendo de Alfaro...
Abigail
escribe más ....
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