Tengo un dolor en la espalda que es parte de mí. No recuerdo haber pasado más de una semana sin ser consciente de él. Creo que es postural, sé que es postural. “¿Te pasas mucho tiempo sentado?” me preguntan. “Pues sí, lo normal en estos tiempos: coche, oficina, ordenador en casa… Sí, mucho tiempo” respondo. “Es que caminas encorvado” también me dicen. Ya lo sé, es genético: camino como mi padre. Debemos de ser una parte del eslabón perdido, no llegamos del todo a dejar de mirar el suelo para mirar al frente… Eso explicaría muchas cosas.
En días como hoy, después de darme un baño me duele especialmente. Tengo un amigo que es fisioterapeuta y me dice: “Claro, estás cargado de remar”. Tiene razón. Pero yo no busco explicaciones, busco alivio.
Aunque creo que prefiero ser consciente de mi espalda: de mis omóplatos y mis cervicales, que de otras partes de mi cuerpo. Los hipocondríacos necesitamos pequeños dolores que no nos preocupen demasiado para no oír males mayores.
Mi dolor de espalda es mi analgésico para las grandes tormentas.
viernes, mayo 12, 2006
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3 comentarios:
No te cures entonces. Yo fui a rehabilitación y ahora tengo doscientos problemas de salud que antes no me dolían.
¿Prefieres boliitos? ;)
Yo tampoco recuerdo la noche que no me pediste un masaje...
has descrito, con mis palabras, mis dolores de espalda. ya ves.
salud
...pasaba por aquí...
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