viernes, abril 29, 2005

Escuchando la vida (cuarta entrega)


Una promesa es una promesa. Y cuando digo que habrá luz es que subiré las persianas hasta el tope para dejar que los frenéticos fotones bailen en la habitación en la que escribo… Y con su baile, espero que fluya la serotonina en mi cerebro de dos años.


Imprecisas ideas sobre el amor

… which dream is yours
and which is mine.

Mojave 3

Llevaban años cruzándose en los bares de medianoche, mirándose sin hablar. Pero un día, tras una caprichosa conjunción de los astros, se tropezaron ambos con la misma piedra y rompieron su relación de miradas mudas. Se contaron tropiezos anteriores, bebieron, rieron, fueron al cine y acabaron conociéndose tras dos o tres citas –ninguno de los dos era muy promiscuo, al menos en esa situación (cuando alguien les gustaba realmente). Eran ambos, para algunas cosas, un poco carcas, y eso les unía aún más: su idea rancia de ser modernos era un claro síntoma de empatía.

Y así -sin dar muchos detalles- tras un otoño muy ñoño, un invierno de larga Navidad y una primavera de merendero sin fin, llegó un verano en el que ya no sabían qué sueño era de uno y cuál del otro.

Eso es el amor, ¡sí señor!

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