jueves, mayo 20, 2010

Como una ola

Se secaba al sol en el aparcamiento y pensaba en la conversación que había tenido en el agua. Él se quejaba de la falta de tiempo para surfear, de su curro de autónomo, de cómo tenía que perseguir a los clientes para cobrar y cómo tenía que adelantar el dinero a los proveedores para conseguir los materiales. ¡Un electricista necesita cables! Él era nuevo como “empresario y ahora tenía que ser barato, eficiente y comprensivo con los clientes, que tardaban en pagar…, pero con él no eran comprensivos los proveedores. “¡Estoesunamierda!” Con este “mitin” estaba entreteniendo a un compañero de baño cuando se les unió un conocido que llegaba con un tablón. Los tres remaban contra el nordeste que les sacaba del pico continuamente mientras él no paraba de maldecir. Sus dos compañeros de baño le escuchaban, hasta que el chico del tablón comenzó a hablar: “He leído un libro estos días sobre surf y zen y habla de una cosa que se llama el “samsara”, un termino indio que se refiere al rollo ese de la reencarnación, pero también tiene una explicación más terrenal, y es que en esta vida nos pasamos el tiempo remando, buscando el pico, haciendo patos, cayéndonos, pasando frío, para disfrutar de unos segundos, minutos como mucho, de pie en la tabla surfeando una ola. La mayoría del tiempo no surfeamos, hacemos cosas necesarias, y no muy agradables, para disfrutar un rato muy pequeño”. El otro chico que también había estado callado añadió: “Sí, mi padre siempre me dice que en la vida hay más momentos malos que buenos, pero que, afortunadamente, recordamos más intensamente los buenos”. “¡Coño!”, dijo el electricista quemado, “pues yo no veo los buenos casi”. “¿No has estado nunca peor que ahora?”, le preguntó el del tablón. “Pues sí, hace unos meses, cuando me quedé sin curro.” “Ahora estás mejor, ¿no?” “Sí…, pero esto es un horror.” “Pues imagínate que el curro, perseguir a los clientes, luchar con los proveedores, es parte de la remada, y cobrar y el dinero que te da para la gasolina de la furgo, para pagar el alquiler y para comprarte otro traje es la parte buena, es la ola que surfeas."

Ya cambiado y guardando la tabla en su funda, llegó el chico del tablón. “Baño corto hoy que me tengo que ir a currar”, dijo. Él sonrió y le preguntó: “¿En qué libro salía eso que dijiste antes?” “Buda de agua salada”, contestó. “¿No será muy religioso eso, no?” El del tablón se rió: “¡Qué va! Es más místico el surfing”. Y dejando a su “maestro zen” cambiándose en el parking, condujo a su asesoría para llevarles unas facturas, pero antes paró en una librería: “¿No tendréis un libro sobre buda y surf o algo así?”.

1 comentario:

Anónimo dijo...

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Osho también dice algo de eso