miércoles, septiembre 09, 2009

Redención

Publicado en El Comercio de Gijón el 16.05.09

Es inútil luchar contra la errata. Siempre está ahí, acechando entre los inocentes renglones. Y una vez descubierta, late y refulge eclipsando al resto del texto. ¡La muy 'prota' ella! El «tu» pronombre sin tilde, el baile de letras en «desasoseigo»... Las máculas de la edición, tan insoportables.

¿Quién no comete errores? Pues sólo quien no actúa, y aún sin actuación, también erramos. Pero lo importante es saber perdonarnos. Yo tiendo a obsesionarme, a obsesionarme con lo malo, por eso intento obligarme a disfrutar, a ver lo bueno... Porque mis ojos no se pueden apartar por ellos mismos de la errata.

Quizá por eso me cuesta tanto hacer las cosas: por miedo a fallar. Yo siempre me he considerado un vago natural -vamos, que no hago las cosas porque soy de espíritu flojo- pero un día, una sabía amiga psicóloga -mucho más sabia que la mayoría de los psicólogos que conozco- me dijo que quizá no fuese vago, sino que probablemente fuese demasiado perfeccionista -a mí también me entró la risa-, y que por miedo a fallar no hacía las cosas, o que las hacía sin esforzarme demasiado para, en el caso de que saliesen mal, poder justificarme a mí mismo. Y puede que sea cierto... Y no lo digo para buscar un explicación científica al hecho de que haya puesto la lavadora a las ocho y media de la mañana, y sean ya las cinco de la tarde y aún no haya tendido la ropa -que la voy a tender en cuanto acabe este escrito-, lo digo porque sí es verdad que a veces la presión que me impongo por tonterías me lleva a no actuar. Mis amigos saben bien que soy un febril maquinador de proyectos que se mantienen en potencia 'ad eternum'..., porque llevándolos al acto corro el riesgo de fracasar.

Soy cazador de erratas, sobre todo de las mías. Hay que ser benévolo con uno mismo y tomarse la vida sin tragedias. Porque, además, no podemos editarnos a nosotros mismos: este día lo quito, pego aquí un hermano, corto allí la bronca con mis padres... ¿Esta novia?..., mejor no. A esta otra..., vamos a darle más guión.

Si la teoría la sé, pero este puñetero cerebro mío segrega lo que le da la gana en dosis irregulares; y no sé qué extraña enzima hace que a veces sólo tenga ojos para los fallos. Sí, un pesimista podéis llamarlo..., pero con espíritu de redención, ¡eh!

Voy a tender.


Este fue mi debut como articulista en El Comercio. Es una adaptación de un texto de hacía unos años que estaba aquí en Xivares. Al comenzar me pidieron una foto (tardé bastante en decidir cuál mandar –señorita, yo soy un vanidoso, yo visto Emidio Tucci–) y me preguntaron también que qué profesión quería que apareciese junto a la foto y bajo mi nombre. Dudé bastante. Me hubiese gustado poner "Vividor en prácticas", "Diletante" o alguna “boutade” de ese tipo, pero no tuve valor para hacerlo (en este pueblo nos conocemos todos), así que les dije que pusiesen "editor", que es a lo que más me dedico: Guías de viaje, libros para niños y algún libro que otro para alguna institución. Por eso este texto me pareció una buena presentación. El símil vida/edición me parece acertado porque en el fondo al vivir todos seleccionamos y también, e incluso más, al recordar y la edición es básicamente eso: selección. También me pareció acertado porque presentaba uno de mis temas más recurrentes: el miedo, el miedo al error, el no actuar por miedo a fallar. Algo que nos pasa a muchos con las cosas que nos importan. Además pensé que el tema podría gustarle a mi editor del periódico, pues él tiene que sacar dos páginas a diario haciendo una edición de urgencia. Y quería seducir al editor, que es lo primero que ha de hacer alguien que escribe. Por último, y para ser totalmente sincero, una amiga que trabaja en el periódico me dijo: "Si no te da tiempo a hacer ninguno nuevo, manda el de las erratas que está guay". Y así hice.

Yo estaba contento con él. Mi familia y amigos también, aunque quizá lo encontrasen un poco críptico, pero el tono y los detalles costumbristas lo hacían un poco más digerible, eso creo yo.

El domingo, además de los más allegados, dos personas, conocidas pero no mucho, me dijeron que me habían leído (¡subidón!). Una de ellas me dijo: "¡¿Tendiste ya?!".

La curiosidad: El texto tiene dos erratas que me cantó un amigo y que ni yo ni mi editor habíamos visto. Me pareció un cierre perfecto para el texto. Hay que caminar aunque haya tropiezos y la carrera no sea todo lo estética que nos gustaría. Al final lo importante es avanzar. Con o sin erratas. Máxima de editor: No hay texto sin errata.

2 comentarios:

Mr. H3rv45 dijo...

Un amigo y diseñador cubano me decía: Las viudas también son hijas de dios.

Saludos

Anónimo dijo...

"...Quizá por eso me cuesta tanto hacer las cosas: por miedo a fallar. Yo siempre me he considerado un vago natural -vamos, que no hago las cosas porque soy de espíritu flojo- pero un día, una sabía amiga psicóloga -mucho más sabia que la mayoría de los psicólogos que conozco- me dijo que quizá no fuese vago, sino que probablemente fuese demasiado perfeccionista -a mí también me entró la risa-, y que por miedo a fallar no hacía las cosas, o que las hacía sin esforzarme demasiado para, en el caso de que saliesen mal, poder justificarme a mí mismo..."

Hola,Xivares
Cuando leí esta parte del texto me reí mucho, pero después me puse a pensar...y...yo hago lo mismo!!! Haz hecho luz a el grave problema que siempre me pesa a mis espaldas.
-¿Soy vaga?-
-¿Soy dejada?-
Pero si cuando hago algo siempre lo hago con tanto detalle que muchas veces siento que cuando ya tengo que darlo por finalizado siento que no lo hice bien, que faltó algo...en fin, me has dado la punta para desenredar esta sensación. Yo también tengo miles de cosas a medio empezar, porque nunca le puedo dar fin.

Hace unos años venía con el estigma de ser dispersa, muchos temas, muchas ideas, hasta al hablar, la gente me dice,
-¿Cómo podés cambiar de temas tan rápido?- (y eso que soy super tranquila)
Como me encontré con tu escrito, me encontré en una oportunidad, con la nota en un diario escrito por un psicólogo, que decía que los dispersos somos más creativos que la media de las personas, así que...fin de ese complejo, ahora al contrario me siento orgullosa de serlo.

Una pregunta:
¿Por qué no escribís más? o por lo menos hace mucho que no lo hacés.
Me gusto mucho tu blog.
Gracias por describir tu personalidad (si es la tuya, o de quien sea), así las personas como yo nos podemos ver reflejadas y entendernos un poquito más.

Saludos desde la Ciudad de Buenos Aires (Argentina)

-Mónica.