A veces el tiempo se detiene aunque avancen los días. A la nueva temporada, le siguen las rebajas, y tras estas, una nueva temporada. Tras la lana llega la manga corta, y luego otras rebajas, y así ad infinitum.
Algunos llevamos la misma actitud durante años. Nos da la sensación de que nunca hay renovación de armario. Tenemos el mismo gesto colgado de todas las perchas. Otros, en cambio, viven un desfile de estados de ánimo y de expresiones de estos.
Yo, la verdad, soy bastante estatua de mármol. Y, sin embargo, vivo en una continua montaña rusa interior, pero no se me nota mucho. Siempre llevo la misma careta, que es más de ethos que de pathos, he de reconocer. Además, me he acostumbrado a ser coñazo: pesimista y negativo. Supongo que para no sufrir. Pero llega un momento en el que se te olvida sonreír de tanto curarte en salud, y por no llevarte chascos, vives en un chasco permanente. Eso sí, puedes decir cuando algo sale mal: “Yo ya lo sabía, por eso tengo esta cara de anguila”. Lo malo es que cuando algo sale bien, también se te queda cara de anguila. De anguila que sonríe. Pero una anguila que sonríe parece más triste que un mono que llora. Eso lo saben bien todos los que hayan visto un mono vestido de botones.
Así que voy a hacer un acto de contrición, otro más, el mismo de siempre, para que la expresión de mis emociones coincida con la de mis estados de ánimo. Al igual que me visto distinto para el frío que para el calor, voy a abandonar el abrigo de invierno en el mes de agosto y voy a trabajar más mi actitud de verano: la manga corta, las chanclas y las bermudas de la expresión.
La sonrisa amplia pasará a ser parte de mi fondo de armario.
Como dice el Eclesiastés: Hay un momento para todo y un tiempo para cada cosa bajo el sol. Un tiempo para vestir de invierno y un tiempo para vestir de verano. Un tiempo para ir de Robert Smith y un tiempo para ir de Paul Smith...
Iré sacando las rayas de colores.
martes, febrero 07, 2006
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10 comentarios:
Alguien me dijo una vez que la diferencia entre un optimista y un pesimista es que el optimista es un tonto feliz y el pesimista un tonto triste.
Ánimo valiente, con las rayas de colores.
Me encanta cuando se aúna la lucidez con reírse de sí mismo. Esa mezcla burbujeante (cual copichuela de lambrusco, por ejemplo) que se produce al leer algo triste y divertido al mismo tiempo. Esa doble cara, se me ocurre, es la única respuesta a la absurdez porque... ¿en qué se diferencia un tonto triste de un tonto feliz?
Estoy deseando que te pongas el traje de rayas. Se avecinan acontecimientos importantes, hay buenos preludios, nunca hubo más razones para sonreir... Disfruta de esta etapa.
Parecen las predicciones del horóscopo del Pronto, pero no, son reales como la vida misma.
Abigail
últimamente me siento pesimista...desde aquí mi apoyo..............
Mmm, me surgen varias dudas. ¿De qué color tienes los dientes? ¿Te comprarás unas gafas rojas? ¿Las rayas adelgazan? ¿Sonrisa Zara o sonrisa Gucci? Y, sobre todo, ¿te reconoceré?
Espero que esta noche no te pongas el traje de rayas porque he decidido ponérmelo yo y pareceremos Epi y Blas...
Mara
aqui hay talento.
como que se me vino a la cabeza
eugenio- sabs aquel q diu...-
...saquemos los pinceles y pintemos de color las paredes del corazón, no dejemos que el vacío de dentro se salga hacia fuera en torrentes de gris penetrante, y desdibuje la sonrisa de la luna...volveré a perderme por aqui, me gustó mucho tu post, muy original, ;)
...................donde estas q
nuestra amistad no procuras....
La semana que viene estoy en Gijón. Actualiza!
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