He recibido una llamada del CESID -creo que ellos son sólo los intermediarios, en realidad esta llamada me huele a que es internacional: Interpol o la CIA, descarto la KGB, porque desde la caída del Muro ya no son lo que eran-.
En el e-mail que me llega con remite del Ministerio de Defensa me dicen que me han adjudicado una misión para desestabilizar el estado actual de las cosas. Pretenden finiquitar Asturias y las regiones deficitarias. Para ello quieren crear grupos de profesionales que aceleren, en zonas como estas, el envejecimiento de la población, para, a la larga, convertirlas en desérticas, o sólo habitadas durante los meses de verano. Concretamente, me piden que me interponga, desanime y desaliente a las parejas que hay a mi alrededor, sobre todo a aquellas con perspectivas de quedarse en Asturias -la verdad, no son muchas tal y como está el mercado laboral-. Pretenden acelerar el éxodo entorpeciendo las relaciones personales entre individuos de la misma región.
Quieren centralizar. Resulta paradójico, ahora en la Edad de las Nuevas Tecnologías y la comunicación, pero ya ve usted cómo estamos.
Yo me voy a negar. Vamos, que paso..., que no me gusta el papel de agente antipareja. Que vale, que aunque yo tenga especial predilección a hablar mal del amor y eso, otra cosa muy distinta es obedecer un plan a nivel mundial de estas magnitudes. Es más, voy a intentar -ahora que conozco sus intenciones- conseguir todo lo contrario.
Voy a ser el superglue de las relaciones que me rodean. ¡A joderse!...
…
¡Mi madre!, cada día me parezco más a Ignatius Reilly. De aquí al carrito de perritos calientes, un paso.
lunes, enero 31, 2005
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